martes, 28 de febrero de 2012

Sobre el dónde y el cuándo nacemos.

Hace poco he "redescubierto" a una poetisa genial, de prosa simple y transparente: Gioconda Belli. Este poema que os dejo hoy por aquí me ha gustado porque encajaría como anillo al dedo para hacer un llamamiento a todas las mentes adormecidas, de las cuales vamos hoy tan sobrados en esta España que nos ha tocado sufrir.

Uno no escoge

Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.

Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.

Nadie puede evadir su responsabilidad.

Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
enmudecer y cortarse las manos.

Todos tenemos un deber de amor que cumplir,.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.

No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros.

Gioconda Belli

sábado, 25 de febrero de 2012

Sobre el lugar al que van a parar los sueños y las ausencias

- Te equivocas. Aquí están los recuerdos de cientos de personas, sus vidas, sus sentimientos, sus ilusiones, su ausencia, los sueños que nunca llegaron a realizar, las decepciones, los engaños y los amores no correspondidos que envenenaron sus vidas... Todo está aquí, atrapado para siempre.
Marina, Carlos Ruiz Zafón.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Sobre las maneras de afrontar la oscuridad

La Humanidad se divide entre aquellos que disfrutan metiéndose en la cama por la noche y aquellos a quienes les desasosiega irse a dormir. Los primeros consideran que sus lechos son nidos protectores, mientras que los segundos sienten que la desnudez del duermevela es un peligro. Para unos, el momento de acostarse supone la suspensión de las preocupaciones; a los otros, por el contrario, las tinieblas les provocan un alboroto de pensamientos dañinos y, si por ellos fuera, dormirían de día, como los vampiros. ¿Has sentido alguna vez el terror de las noches, la oscuridad susurrándote en la nuca con su aliento frío que, aunque no sepas el tiempo que te queda, no eres otra cosa que un condenado a muerte? Y, sin embargo, a la mañana siguiente vuelve a estallar la mañana con su alegre mentira de eternidad.
Instrucciones para salvar el mundo, Rosa Montero

martes, 31 de enero de 2012

Sobre las diferentes crisis

"Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para la superación. Así lo han mostrado tantos hombres y mujeres que, con el único recurso de la tenacidad y el valor, lucharon y vencieron a las sangrientas tiranías de nuestro continente. El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. En esta tarea, lo primordial es negarse a asfixiar cuanto de vida podamos alumbrar. Defender, como lo han hecho los pueblos ocupados, la tradición que nos dice cuánto de sagrado tiene el hombre. No permitir que se nos desperdicie la gracia de los pequeños momentos de libertad que podemos gozar: una mesa compartida con gente que queremos, unas criaturas a las que demos amparo, una caminata entre los árboles, la gratitud de un abrazo. Un acto de arrojo como saltar de una casa en llamas. Estos no son hechos racionales, pero no es importante que lo sean, nos salvaremos por los afectos".

La resistencia, Ernesto Sabato.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sobre el amor de por vida

Un poema de Luis Rosales, con explicación previa y todo, que nos recuerda que tal vez todos los días que caben en la expresión "para toda la vida", no sean suficientes para albergar un amor.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Sobre el arte de correr y el arte de escribir


Acabo de empezar a leer un libro que me parece muy interesante: De qué hablo cuando hablo de correr .En el, el escritor japonés Haruki Murakami (Tokio blues, Kafka en la orilla...) habla de su afición por correr, y va explicando como esa afición se fue convirtiendo en una parte esencial de su vida, como la escritura; establece una especie de comparación entre sus dos grandes pasiones: correr y escribir. Un punto de vista muy original.
Aquí os dejo un pequeño fragmento que me pareció interesante.
Si se hiciera una película sobre mi vida (aunque el mero hecho de pensar en ello ya me horroriza), todas las escenas acabarían suprimidas en la sala de montaje. Seguro que dirían algo así: «Esta escena no hace falta que aparezca. No está mal, pero tampoco tiene nada de especial». Eso es. Son sólo pequeños acontecimientos sin importancia. Pero para mí son recuerdos valiosos llenos de sentido. Puede que, mientras voy recordando esto y aquello, esboce inconscientemente una sonrisa o ponga sin querer el gesto algo serio. Y, al final de ese cúmulo de recuerdos de vivencias normales y corrientes, estoy yo. Yo, aquí y ahora.

De qué hablo cuando hablo de correr, Haruki Murakami.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Sobre el contagio de la derrota

Por aquellas fechas mi afición a los soldados de plomo me había permitido formar ya un nutrido ejército de combatientes derrotados (requisito único, pero inexcusable para entrar en mi colección): desde un guerrero espartano de Leónidas hasta un desaliñado miliciano de la Columna Durruti. Pocos podían, sin embargo, compararse a aquella figura con el uniforme hecho jirones que observaba cabizbaja, sable en mano, a su caballo agonizante. Sería, quizá, una tara adquirida a fuerza de indagar la vida de quienes mordían el polvo, pero lo cierto es era que cada día me sentía más ajeno a los triunfadores y más próximo a los humillados.

El alquimista impaciente, Lorenzo Silva.