viernes, 23 de diciembre de 2011
Sobre el amor de por vida
domingo, 20 de noviembre de 2011
Sobre el arte de correr y el arte de escribir
Si se hiciera una película sobre mi vida (aunque el mero hecho de pensar en ello ya me horroriza), todas las escenas acabarían suprimidas en la sala de montaje. Seguro que dirían algo así: «Esta escena no hace falta que aparezca. No está mal, pero tampoco tiene nada de especial». Eso es. Son sólo pequeños acontecimientos sin importancia. Pero para mí son recuerdos valiosos llenos de sentido. Puede que, mientras voy recordando esto y aquello, esboce inconscientemente una sonrisa o ponga sin querer el gesto algo serio. Y, al final de ese cúmulo de recuerdos de vivencias normales y corrientes, estoy yo. Yo, aquí y ahora.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Sobre el contagio de la derrota
Por aquellas fechas mi afición a los soldados de plomo me había permitido formar ya un nutrido ejército de combatientes derrotados (requisito único, pero inexcusable para entrar en mi colección): desde un guerrero espartano de Leónidas hasta un desaliñado miliciano de la Columna Durruti. Pocos podían, sin embargo, compararse a aquella figura con el uniforme hecho jirones que observaba cabizbaja, sable en mano, a su caballo agonizante. Sería, quizá, una tara adquirida a fuerza de indagar la vida de quienes mordían el polvo, pero lo cierto es era que cada día me sentía más ajeno a los triunfadores y más próximo a los humillados.
miércoles, 12 de octubre de 2011
Sobre los encuentros especiales
¿Eres joven? Yo también. ¿Estás solo en el mundo? Yo también. ¿Te horroriza la muerte en la soledad? También a mí. ¡Si nos conociéramos! ¡Si nos amáramos! Yo podría ser tu amparo, tu consuelo. ¿No conoces en mi modo de toser que soy buena, delicada, discreta, casera, que haría de la vida precaria un nido de pluma blanda y suave, para acercarnos juntos a la muerte, pensando en otra cosa, en el cariño? ¡Qué solo estás! ¡Qué sola estoy! ¡Cómo te cuidaría yo! ¡Cómo tú me protegerías! Somos dos piedras que caen al abismo, que chocan una vez al bajar y nada se dicen, ni se ven, ni se compadecen... ¿Porqué ha de ser así? ¿Porqué no hemos de levantarnos ahora, unir nuestro dolor, llorar juntos? Tal vez de la unión de dos llantos naciera una sonrisa. Mi alma lo pide; la tuya también. Y con todo, ya verás como ni te mueves ni me muevo.Cuentos, Leopoldo Alas Clarín.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Sobre las ganas de llorar
Cuando se acercó a la ventana vio la lluvia fluir sin descanso. Sobre los turbios cristales se acumulaban las gotas, se quedaban paradas, hasta que una cogía a otra y entonces resbalaban rápidamente por el cristal abajo, como lágrimas sobre las tersas mejillas de un niño. Siempre llegaban otras nuevas y siempre volvían a escurrir, de todas partes, como si allá fuera un mundo entero llorara su tristeza con millones de lágrimas. Se quedó allí, de pie, por espacio de una media hora. Este juego leve, susurrante, lleno de sordo pesar, este constante escurrir de gotas, la incomprensible música de los sonoros árboles..., la prodigiosa imagen de las lágrimas gorgoteando embargó profundamente su corazón. Se abatió sobre él una tristeza desatada, que clamaba por encontrar lágrimas.
Escarlatina, Stefan Zweig.
viernes, 26 de agosto de 2011
Sobre el interés que despierta un libro en manos ajenas
Hoy es posible que dos almas gemelas (pongamos que Agapito y Lucinda) viajen en el metro, frente por frente, y que sean las primeras personas que, en una década, a las 11.13 de la mañana de este viernes 26 de agosto de 2011, estén leyendo ‘La Comunidad Inconfesable’, de Maurice blanchot. Podría ocurrir en la línea 3 del Metro de Madrid. Digamos que entre las estaciones de San Fermín-Orcasur y Palos de la Frontera.
Porque Agapito hubiera aguantado hasta Palos de la Frontera (aunque él habitualmente se baja en Almendrales)…
Habría bastado con que Lucinda no estuviera leyendo ese libro sobre el amor verdadero (esa comunidad inconfesable ante la muerte) en formato EPUB. Y viceversa. Lucinda hubiera bajado precipitadamente en Almendrales en pos de Agapito si éste no se hubiera descargado el libro en un PDF hecho a base de fotocopias guarrindongas.
Dentro de 30 años quizá el uno podría haber acompañado a la otra en ese momento intransferible del morir.
Claro, esto va de muerte: de la muerte de las miradas furtivas a las portadas de los libros de los viajeros de Metro. Y de las fantasías subsiguientes… ¡Cuántas etapas preliminares ahorra en la alcoba de nuestra mente un libro determinado!: es mucho más efectivo que pasarse el día en Meetic.
Reconozcámoslo: Es un magno acontecimiento descubrir en el metro una chica que no lea a Federico Moccia o (¡todavía!) a Dan Brown, como lo es descubrir a un chico que no devore cualquier volumen de fantasía heroica, de técnicas de márketing o… el código de la circulación. Ahora ya da igual: tras la fría espalda del Kindle, el Reader o el cacharro que se desee, no se adivina nada. Y es peligroso: cualquier incauto puede fantasear durante siete paradas, sin saberlo, con una lectora de César Vidal.
Y no miro a nadie.
lunes, 22 de agosto de 2011
Sobre la historia
Si hay una cosa que aprendemos de la historia, es que nunca aprendemos de la historia, lo que es una auténtica lástima, porque la historia puede decirnos mucho sobre nosotros mismos y sobre aquellos que han estado antes.La historia me ha enseñado dos cosas. La primera, que nada en este mundo es para siempre, no importa cuánto deseemos lo contrario. "El cambio es una parte inevitable de la vida, que debemos aceptar, no ignorar".La segunda es, que mientras más cambiamos, más permanecemos igual. Puede que hayamos recorrido un largo camino desde que nuestros ancestros caminaron la tierra (...) pero tenemos básicamente lo mismo bajo la piel, una compleja mezcla de emociones: egoísmo, orgullo, amor, odio.La historia no es una ciencia exacta, y aquellos que la escriben, inevitablemente traen su propio equipaje. Descubrirás que yo no soy una excepción. Seré claro desde el principio: Soy inglés, del oeste de Cumberland. ¿Así que -te oigo preguntar- es un inglés escribiendo sobre la historia de Escocia? Pero, ¿qué es la nacionalidad si no un accidente del tiempo y del espacio?Traducido de The ilustrated History of Scotland, Chris Tabraham.
miércoles, 6 de julio de 2011
Sobre las formas de vivir
VivirSi hay que vivir que sea con la sangre caliente,sintiendo por los poros cómo respira el mundo.Con la mano tendida hacia el lado en que habitanlos hombres y las almas y el sueño que nos salva.Porque vivir se ha puesto más caro que la bolsadel pan y las palabras, decimos que no hay nadamás fuerte que saber que en la noche no hay vino,ni la palabra nunca, ni el aceite del tiempo.Dejemos que el amor corra por las arteriasde las calles sin nombre y que cubra los libros,que escriba en las paredes corazones de tizay salte entre los dedos tu risa y tus pecados.Esos pecados tuyos de sábanas mojadas,donde los labios tienen el fulgor de la espada,y la piel viejos mapas de tesoros ocultosy nada es ya lo que era salvo nosotros mismos.Pasan lentos los días como barcos sin velas.Y en la noche de todos los puertos huele a olvido.Y hay viejos cafetines con sabor a ginebraque emborrachan las bocas que pronuncian tu nombre.Vive en este momento la historia más hermosa,la más dura victoria que te hurtaron un díay cuando tú regreses que en la estación benditate esperen los recuerdos para llevarte a casa.Que nada nos someta y nada nos derrote.-sólo hay una derrota y es no haber luchado-,por eso en esta noche combato con tu cuerpoy sé que la victoria me cabe en un bolsillo.Vive conmigo ahora el tiempo de los besos.Vivamos como si la vida estuviera a la vueltade la esquina del sueño. Tengo la eternidadpara vivir contigo.En ti respira el mundo.
Rodolfo Serrano